Mis ojos se
sintieron petrificados al ver tu boca con la que tanto soñé, me siento sucio al
verte con tan descarada admiración. Mis manos tiemblan al poseer el deseo que
todo mi cuerpo anhela, también hay un enorme miedo a lastimarte si llego
simplemente a rozar esos labios que fueron tallados a mano. Cierro los ojos
para dejar que mis manos dejen llevarse por la libertad que ahora les estoy
otorgando. Puedo percibir tus labios en la punta de mis yemas, esos que alguna
vez dijeron algo ahora están callados, perplejos a mi tacto. Delicadamente te
dibujo una sonrisa, que me lleva a sentir tu fina piel de seda. Te abrigo, te
protejo, te abrazo con mis caricias que lentamente dibuja de nuevo en tu boca,
estoy con la alegría de un niño jugando a enamorarme.
Abro mis
ojos y veo al éxtasis que paraliza mi cuerpo, me estoy volviendo adicto, un
poco loco por miedo al verle a esto un fin. No hay espacio y tiempo, desde el
paraíso blanco tu brillas sobre todo. La atracción nos devora por parte y al
tenerte tan cerca casi puedo sentir tu alma contra la mía, la hipnosis de tu
cuerpo me controla como cual títere, por mi cuello siento pasar tu respiración
y te sientes nerviosa en este encuentro, nuestros labios, dentro de una orgía
celestial. Levanto tu cabello como si fuera una flor recién marchita que emite
un perfume que enamora hasta al más animal, enredo mis manos dentro de tu pelo
para sentirte más de cerca, ya puedo percibir que somos una persona, pero
nuestros labios chocan con suaves movimientos, que hacen perderme todavía más
en vos, junto a tu perfume que hoy me condena, me atrapan tus labios con sabor
a cielo y caigo descaradamente en mí para agarrar tu mano temblorosa que siento
contra mi pecho que hacía latir a mi corazón que esta agonizante y necesitado
de vos.